lunes, 17 de agosto de 2009

De un tiempo a acá...


El viernes pasado me desperté temprano y subí a un bus urbano. No pude hacer otra cosa más que odiar ese servicio de transportes. "Estúpida compañía de tranvias de A Coruña". Ese mantra se repetía en mi cabeza una y otra vez. No sé si fue el hecho de madrugar, el hecho de dormir poco o el hecho más determinante, el querer llegar a tiempo a un sitio y ver que por culpa de una masa ingente de personas, que con sus cotidianías y quehaceres retrasaban mi llegada. Paradas, más paradas, suben unos, otros bajan, está libre este asiento? por supuesto, soy un buen cristiano con una sonrisa cautivaviejas y una ira homicida latente en el interior, siéntese a voluntad...

...Extrañamente el domingo por una vez en tiempo me sentí a gusto en un bus, cómodo. Una sonrisa se alojaba en mi cara, y otra distinta en mi mente. Todo un bus de doble capacidad se hallaba libre para mí. Alegría. Apenas tres días y otro bus separan a estos dos buses, por lo demás todo coincidía, es más, podría ser que el bus que me llevó a casa el domingo fue el mismo que maldije con toda mi alma el viernes a la mañana. Supongo que todo depende de la óptica con la que se mire, o el ánimo con el que pones el primer pié en el vehículo. Compañía de tranvias de A Coruña, mis más sinceras disculpas. 72 horas que separan ambos buses, gracias.

1 comentario:

  1. A veces, ni siquiera se necesitan 72 horas para marcar la diferencia.
    A veces, una simple canción en el mp3 basta para ver el mundo mejor

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