viernes, 7 de mayo de 2010

Buenas noches, Luna. Buenos días, Sol.


Tom Grass. Dibujo

"Esta mañana he pisado un caracol. Su pequeño caparazón se escarchó bajo mi zapato, haciendo trizas al pobre animal. La cáscara se mezclaba con su cuerpo baboso, esparciendo su interior en una minúscula zona de la acera. Ni un aullido, ni un lamento, solo silencio, y un pequeño crack. Un asiento diferencial en mi pie derecho. Paseaba distraido, observando el cielo. He pisado un caracol justo en el lugar en el que el sol dejaba de alumbrar a las nubes, y estas se mezclaban con otras de tormenta. Era como ver dos cielos a la vez. La Naturaleza siempre será más bella.

Me dirijo a la parada de autocar mas cercana. Caras de gente madrugadora se cruzan con la mía. Me resultan vacías de contenido. Se preguntarán por mi aspecto si habré dormido la noche anterior en mi casa, o si al menos esa era mi casa. En cierto modo, no andan desencaminados. He pasado gran parte de la noche anterior con Mike Jug, mi editor, discutiendo buena parte de mis últimos relatos, en un ambiente de negocios bastante distanciado a lo que esperaba para esa noche. Con todo, y unos cinco puros después, la conversacion se dió por zanjada y me invitó a dormir, dada la distancia que me separaba de mi casa, y el ligero dolor de cabeza que me dió después. Tenia esta mañana el aspecto de alguien que habia trasnochado, de no ser por mi maletín. Me pregunto en que clase de turbios negocios andará metido, pensaría la gente con la que me cruzo.

De camino me encuentro con una belleza de pelo oscuro. Caminaba de manera veloz cabizbaja, con sus ropajes negros, y unas gafas de sol que no hacian más que aumentar el contraste entre su tenebroso pelo y su lechosa piel. Sinceramente, me dieron ganas de gritarle algo, cualquier cosa, guapa! simplemente para ver si se giraba. Ya estaba cerca del puente, y de repente me acorde de Brena. Había tenido noticias de ella por una carta hacía unos días, se acercaba ya a la semana. Un pequeño halo de tristeza impregnaba sus letras. Ponía que quería verme. Yo no quería. Yo necesitaba verla. Mi querida Brena. Mi amada Brena. Mi pequeña Brena. Y no estas aquí. A veces no duermo bien, justo como esta noche, sabiendo que ella está, pero a Dios sabe cuantas millas de mi. Maldita sea!

Recuerdo, mientras camino por el puente hacia la parada, otras mujeres. Otros nombres se me vienen a la cabeza. Será el olvido? La joven Rose, esa morena menuda con la que últimamente he compartido discusiones, conversaciones y algun que otro fugaz e irónico beso. Sale desde hace tiempo con un famoso músico de la escena de jazz local, bastante mediocre, que no la satisface mucho. Sus ojos, cuando hablamos, emanan extraños efluvios, al igual que el humo de su tabaco. Está también Ginger, que divertida es! Se puede pasar bien haciendo cualquier estupidez con ella, sobre todo cuando nos juntan un par de copas, las cuales llaman a otro par de pares más. Sabes como va a empezar la noche, pero no como va a acabar, además, Ginger siempre tiene una palabra bonita para mi, o un cigarrillo esperando, o una copa a la que invitarme. A cambio, aparto a cualquier capullo que la pueda molestar. Janet, esa amiga de toda la vida, confesora a veces, plañidera otras, pasarán meses sin vernos y esa pintora seguirá igual, sera como si el tiempo no hubiera pasado, alguien con quien puedes contar, pese a que sea una mujer...mujeres, mujeres...pero Brenna no está. No está Brenna. No está el otoño de su pelo, el invierno de su piel, la primavera de su perfume ni el verano de su roce. No está.

Línea cinco? Esta no es. Especial? que le jodan! Los acusadores van subiendo a sus buses de destino, y mientras éste está parado, esperando al rebaño, observo mi cara reflejada en la cristalera. Dios santo. Parece estar hecha para alguien serio. No tengo cara de sonrisas. Si una de estas aparece por casualidad, junto a la maraña que es mi pelo, parecerá más la mueca burlona de un demente. Linea 20? No, no me vales. Espero a esa saeta verde, que me lleva a esa mazmorra a la que pateticamente tildo de hogar. Mala maniobra, chico! Y yo teniendo que usar bus, estúpido permiso, y estúpidas botellas, y estúpido sistema judicial del Estado de California!! Ahí viene. Adiós ciudad. Hola, náusea..."

Tom Grass. Dielatos 1953 Ed. White Sparrow



- ...así es como creo que el autor se pretende referir a ese estado en el cual estaba pasando, esa depresión anterior a la genialidad que le vino después. Creo que en ese momento estaba en un vacío sin rumbo, como refleja la metáfora inicial del caracol, ese pisar sin sonido alguno era como su vagar por los bares en aquella época de su vida. Simboliza la nada que es él en ese momento, se nos muestra como una cáscara vacía, que se ha roto.

- Buen trabajo Jane, ha sido un buen texto este que has escojido para tu trabajo, pero hay algunas cosas a perfilar. Es sabido que Tom Grass, al igual que muchos autores de su época, tanto podía escribir sobre cosas que le ocurrían como de cosas que se le ocurrían, como pasa en estes Dielatos. Nótese la conjunción de Diario y Relato. En algunos momentos uno ha de dejarse guiar por sus escritos y discernir de estes hechos. En este fragmento la metáfora no es el caracol. Simplemente nos cuenta que ha pisado un caracol. La metáfora es Brenna. Brenna no existe. Nunca ha existido, y es eso lo que le provoca el vacio. Brenna para el lo es todo y lo es nada, la busca en el fondo de vasos, en conversaciones, y eso es lo que nos quiere decir. Pregunta a Brenna donde esta, con la certeza de que no será respondido.

- Y que me dice de la carta, Sr. Richardson?

- Un guiño más. No obstante, ha sido un gran aporte para la clase, y espero que sus compañeros tomen buenos recortes de su buen hacer. Aplaudan a la Señorita Jane, se lo merece.

"Esta mañana he pisado un caracol..."

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